¿Por qué no decirlo?
Vivimos por Fama ¿Amor al Arte y Pasión?
¿Qué Diablos es Eso?
Esta
semana la columna va dirigida, en especial, para todas aquellas personas que
han tenido la fortuna, o la desgracia, de pisar y actuar en un escenario. Y
aunque diga “en especial” quiero aclarar que la situación que plantearé a
continuación no sólo se puede aplicar a ámbitos artísticos, sino que es
aplicable a todos los escenarios de la vida.
Si
eres actor, bailarín, cantante, etc., tal vez conozcas muy bien la sensación de
estar “allá arriba”, la adrenalina que recorre tu cuerpo antes y durante el
show, el orgullo al recibir felicitaciones, atenciones y admiraciones del
público, la convicción de saber que estás haciendo lo correcto en el lugar y
tiempo indicados. El glamour, de las cámaras, regalos y hasta, aunque no lo
crean, autógrafos son parte de las delicias que uno goza al dedicarse al
espectáculo, sin embargo, son estas mismas delicias las que destruyen carreras
y hacen vacía la vida y las relaciones de muchas personas. La fama, se trasforma
más que en un “extra”, en un fin de bailar, cantar o actuar.
Desgraciadamente,
o mejor dicho, afortunadamente, un servidor aprendió todas estas cosas ya
tarde. Cuando empecé a bailar, ósea hace 10 años, no conocía nada sobre fama.
Simplemente yo bailaba por dos humildes razones: porque me gustaba, y porque
era el pretexto perfecto para dejar de ayudar a mi padre al cuidado de sus
animales en la granja. Así que al llegar a esta bella Ciudad de Pachuca y pasar
a un nivel de danza profesional, tuve que instruirme en el arte de la
superficialidad y el maquiavelismo por estar hasta delante de un escenario.
Fama: El fin último del arte, la mayoría lo piensa así.
Hay
personas, por ejemplo en el caso de la danza, que bailan por gusto, salud o
diversión, pero en su mayoría, según mi corta experiencia de 10 años, lo hacen
por lucirse. Por la fama, existe gente que lo haría todo, absolutamente todo
por obtenerla: robar, matar, maltratar, enemistar, perder la dignidad, y un
largo etcétera. Cuando perteneces a una compañía de teatro o baile es muy común
presenciar este tipo de situaciones, que sólo denota lo necesitados de atención
que estamos y la calidad de valores de poseemos. Fama, bendita fama, ¿Cuánto
estamos dispuestos a pagar por ella? ¿Nuestros amigos? ¿Nuestra familia?
¿Nuestra dignidad? ¿Nuestra virginidad? ¿Nuestra ideología? ¿Nuestra
preferencia sexual? Es triste conocer muchas historias donde se le apostó todo
a la fama pero cuando ella, tan fácil como viene se va, uno se encuentra en la
soledad y el olvido. No hay gloria, no hay final feliz. Y sé que para muchos
sonará cursi y un cliché barato, pero es muy cierto que un verdadero artista no
es el que está enfrente, no es aquel que roba cámara, ni el que gana más
dinero, es aquel que sabe que su vida es estar ahí, en el escenario, es el que
sabe que no importa el lugar o las personas, sino las ganas y la entrega que
uno ofrezca, es el que se trasforma y el que sabe que el arte es el medio para
expresar lo que siente, para ser libre, para ser feliz.
Paco Arteaga
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