jueves, 13 de septiembre de 2012

Vivimos por Fama ¿Amor al Arte y Pasión? ¿Qué Diablos es Eso?


¿Por qué no decirlo?

Vivimos por Fama ¿Amor al Arte y Pasión? ¿Qué Diablos es Eso?

Esta semana la columna va dirigida, en especial, para todas aquellas personas que han tenido la fortuna, o la desgracia, de pisar y actuar en un escenario. Y aunque diga “en especial” quiero aclarar que la situación que plantearé a continuación no sólo se puede aplicar a ámbitos artísticos, sino que es aplicable a todos los escenarios de la vida.

Si eres actor, bailarín, cantante, etc., tal vez conozcas muy bien la sensación de estar “allá arriba”, la adrenalina que recorre tu cuerpo antes y durante el show, el orgullo al recibir felicitaciones, atenciones y admiraciones del público, la convicción de saber que estás haciendo lo correcto en el lugar y tiempo indicados. El glamour, de las cámaras, regalos y hasta, aunque no lo crean, autógrafos son parte de las delicias que uno goza al dedicarse al espectáculo, sin embargo, son estas mismas delicias las que destruyen carreras y hacen vacía la vida y las relaciones de muchas personas. La fama, se trasforma más que en un “extra”, en un fin de bailar, cantar o actuar.

Desgraciadamente, o mejor dicho, afortunadamente, un servidor aprendió todas estas cosas ya tarde. Cuando empecé a bailar, ósea hace 10 años, no conocía nada sobre fama. Simplemente yo bailaba por dos humildes razones: porque me gustaba, y porque era el pretexto perfecto para dejar de ayudar a mi padre al cuidado de sus animales en la granja. Así que al llegar a esta bella Ciudad de Pachuca y pasar a un nivel de danza profesional, tuve que instruirme en el arte de la superficialidad y el maquiavelismo por estar hasta delante de un escenario. Fama: El fin último del arte, la mayoría lo piensa así.

Hay personas, por ejemplo en el caso de la danza, que bailan por gusto, salud o diversión, pero en su mayoría, según mi corta experiencia de 10 años, lo hacen por lucirse. Por la fama, existe gente que lo haría todo, absolutamente todo por obtenerla: robar, matar, maltratar, enemistar, perder la dignidad, y un largo etcétera. Cuando perteneces a una compañía de teatro o baile es muy común presenciar este tipo de situaciones, que sólo denota lo necesitados de atención que estamos y la calidad de valores de poseemos. Fama, bendita fama, ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por ella? ¿Nuestros amigos? ¿Nuestra familia? ¿Nuestra dignidad? ¿Nuestra virginidad? ¿Nuestra ideología? ¿Nuestra preferencia sexual? Es triste conocer muchas historias donde se le apostó todo a la fama pero cuando ella, tan fácil como viene se va, uno se encuentra en la soledad y el olvido. No hay gloria, no hay final feliz. Y sé que para muchos sonará cursi y un cliché barato, pero es muy cierto que un verdadero artista no es el que está enfrente, no es aquel que roba cámara, ni el que gana más dinero, es aquel que sabe que su vida es estar ahí, en el escenario, es el que sabe que no importa el lugar o las personas, sino las ganas y la entrega que uno ofrezca, es el que se trasforma y el que sabe que el arte es el medio para expresar lo que siente, para ser libre, para ser feliz.

Paco Arteaga

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