¿Por qué no decirlo?
Las maravillas de los pueblos de
Michoacán
El
viajar representa para muchas personas una oportunidad única e inolvidable.
Definitivamente conocer nuevas personas, costumbres, lugares, tradiciones,
creencias y muchas otras cosas no es posible si no se vuela más alto de lo que
uno conoce.
En
México se ha estereotipado y encasillado mucho la experiencia de lo que es un
verdadero viaje. Según la mayoría de las personas, no es lo mismo irse de vacaciones a Francia
que a Guatemala, o no es lo mismo irse a Cancún que a Ciudad Juárez, ya que en
muchos de los casos, relacionan el glamur y el costo de los viajes que nos
muestran los medios de comunicación con la garantía de unas vacaciones
inolvidables, sin embargo, considero que la productividad y disfrute del viaje,
más que en el lugar y el costo, radica en los intereses y la disponibilidad
para conocer cosas nuevas.
La
semana pasada, realicé una gira de cuatro días con el grupo de danza folklórica
“Dangö”, de la Ciudad de Ixmiquilpan, donde tuve la oportunidad de conocer
algunos lugares del estado de Michoacán. Me emocionaba mucho conocer Morelia,
sin embargo mi primera decepción se dio al saber que iríamos solamente a pueblos
rurales y no a la capital. Como buen mexicano que soy me cuestione el sentido
del viaje: ¿Para qué, sino voy a conocer la capital? ¿Para qué conocer
“pinchis” pueblos? Pero al terminar nuestras presentaciones quedé más que
satisfecho por los destinos de nuestro recorrido.
Cuando
viajas con una actitud abierta y receptiva a cualquier situación, puedes aprender
mucho del lugar donde estás y pasar un momento memorable y divertido. Tal vez
las comodidades de viajar en autopistas, los centros comerciales, las tiendas
de autoservicio y muchas otras puedan resultar atractivas, sin embargo, no
representa lo que realmente es el lugar que visitas.
En
Algunas comunidades y municipios del Estado de Michoacán como Tupataro, San Agustín,
Lagunillas y Pátzcuaro podemos encontrar en su en su ruralidad, más que un
obstáculo, una oportunidad para conocer el estilo de vida de los michoacanos de
una forma real y menos superficial. En lugares como éstos vive la gente que
trabaja bajo el sol, que carece, que sueña, que crece, que ha sido marginada,
que vive al día, que tal vez lo más extraordinario que pueda pasarles en mucho
tiempo sea que un grupo de danza folklórica vaya a bailar, y es precisamente
por estas razones que el calor y la valoración que nos brindaron fue genuina,
autentica e inmensa.
El
ambiente rural te obliga a ti como turista a tener imaginación para poder
distraerte. Ya sea viendo la naturaleza del lugar, o admirando la manera e qué
viven, y las tradiciones que tienen. Algo muy importante también es que en
lugares como estos, jamás te faltará algo muy rico de comer a un precio muy accesible.
Finalmente
cualquier lugar que visitemos, ya sea ciudad o un pequeño pueblo, es la
oportunidad de conocer algo nuevo, a un bajo precio y con la garantía de una
experiencia única si tú así lo quieres. No juzguemos, ni prejuzguemos,
abrámonos a conocer nuevas cosas de nuestro país que son tan mágicas y
hermosas.
Paco Arteaga
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